Existe un camino
11.11.2012 18:59Dicen que al final de tu vida acabas arrepintiéndote más de las cosas que no has hecho que de las que si hiciste. Siempre andamos pensando que nuestra vida será mejor en un futuro. Cuando somos niños pensamos "seré feliz cuando llegue a los 18, seré mayor de edad y tendré libertad", más tarde pensamos "Cuando acabe la carrera, tenga trabajo y gane dinero por fin podré ser feliz", una vez alcancemos esto diremos "a ver cuando me llega la jubilación y podré ser feliz por fin". Vivimos postergando la felicidad a un momento futuro, una felicidad que nunca llega. En su lugar, deberíamos vivir el momento presente como si no hubiese ni ayer ni mañana. Es un tópico muy habitual. Estamos hartos de que nos digan que la vida es corta y que debemos vivirla al máximo porque no seremos jovenes para siempre. Efectivamente, es una afirmación muy correcta. Sin embargo, tiene tanto de cierto como de difícil de aplicar. Todos sabemos la teoría ya, lo difícil es la práctica. Probablemente la mayoría llegaremos a la vejez y nos acordaremos con pena de lás veces que nos dijeron que viviésemos, que no dejasemos para mañana lo que pudimos hacer hoy. Nos miraremos en el espejo y nos daremos cuenta de que se hizo tarde demasiado pronto.
Hay dos cánceres psicológicos que corrompen nuestras mentes y nos impiden vivir el presente al máximo y ser feliz. Son la culpa y la preocupación. Dos caras de una misma moneda. El pasado y el futuro. Casi constantemente vivimos culpándonos por cosas que hicimos en el pasado, cosas que nos hicieron ver que eran socialmente incorrectas. También estamos aburridos de que nos digan que la culpa no va a cambiar el pasado, lo difícil es llevarlo a la práctica. Quedarte con la lección y olvidar. ¿Te has preguntado alguna vez porque nos cuesta tanto olvidar nuestros deslices y vivamos atormentados con ellos?. La respuesta es la sociedad. Desde pequeños nos han estado metiendo en la cabeza las cosas que están bien y las que están mal, y cuando nos equivocamos nos hacían arrepentiros para que aprendiésemos."Jaime, no te estás cepillando los dientes, se te van a podrir y te arrepentirás", o "Pedro, ya que no me ayudas a llevar estas cajas las llevaré yo sola y me haré mucho daño en la espalda". Pretenden así que nos sintamos culpables por lo que hayamos hecho. Esta es una herramienta efectiva para hacernos corderos y domarnos, pero también tiene una repercusión muy importante sobre nuestra felicidad. Por el otro lado tenemos la preocupación. Vivimos pendientes de lo que vaya (o no) a pasar en el futuro, esto nos hace abstraernos de la realidad, que es el presente. Los miedos o las fobias son preocupaciones extremas a cosas que pueden pasar, hechos que adelantamos, inmovilizandonos en el presente.
La "felicidad" es alcanzable. Tenemos que desembarazarnos de la culpa y la preocupación. Esos dos monstruos que ocupan nuestras mentes en el presente limitándonos. Debemos liberarnos de ellas. No es fácil, nadie dijo nunca que lo fuese, y los depresivos mejor que nadie lo saben. Sin embargo, aunque a veces no veamos el camino siempre existe, y podemos encontrarlo. Y si no hay, ¡pues lo inventamos!.